domingo, 25 de septiembre de 2011

El Museo del tren

Las máquinas de tren han sido siempre algo especial para mi, ya de pequeño, jugaba en el parque de Viveros en Valencia, donde había una locomotora, imaginando viajes sobre railes. Más tarde he admirado los distintos museos que he visitado en España y en el extranjero, pero aunque en todos tienen maquetas y elementos ferroviarios muy curiosos, lo que más me atraen siempre son las máquinas, y resulta que en el pueblo donde vivo hay una y bien bonita. Gracias a amigos nos han dado una visita guiada, que hemos disfrutado más los mayores que los pequeños, y este museo aunque pequeño, merece una visita.

Pero lo primero antes de subir al tren es sacar un billete, que nos imprimen en esta máquina de época, con un ida y vuelta o uno de niño para los más pequeños.

Y los primeros que nos dan la bienvenida con los uniformes de entonces son estas dos figuras, ataviados con los elementos necesarios en las estaciones o a bordo.

Y acompañándoles hay un montón de vitrinas llenas de otros elementos curiosos, como esta con las distintas gorras, faroles, quinqués.


O estos paneles indicadores de la posición de los trenes o de la dirección de los desvíos en las vías.

Herramientas de medición...

Una dinamométrica de tren....muy grande


Los tornillos que sujetan las vias, o las trompetillas de aviso


Faroles más antiguos...de carburo


Una bomba de inyección de gasoil de las máquinas más modernas o de las modificaciones de las más antiguas que se transformaron del vapor de agua y el carbón al gasóleo.

Y lo que nunca debe faltar en empresas serias con vidas entre manos, un manual de calidad. Lo que daría por leer ese libro.

 Otras curiosidades son los crampones para subir a los postes de madera

O estos otros para los postes de carril

...Estos empalmes para arreglar cables...

O este taladro manual..

, frente a este otro mecánico...
...que acoplado a la misma via hace el trabajo de forma perfectamente perpendicular y muy cerca del suelo.

La sorpresa más agradable para los niños, son las maquetas de tren en distintos dioramas que se encuentran en el piso superior, una preciosidad y un trabajo excepcional, manejado a la perfección por otro ferroviario.


 Y en sus paredes imágenes de otra época, donde algunos de los que hoy nos enseñan este museo aparecen jóvenes y lozanos.
 D.Pablo Rubio, que dentro de poco cumplirá los 90 y que estuvo trabajando en las instalaciones de Las Matas arreglando y preparando trenes.
Como los que aparecen en las fotos siguientes


Ya fuera del edificio nos encaminamos a la locomotora de vapor MIKADO 141-2240
 

Algunos datos de ella, como sus 175 Tm de peso, 23 metros de larga, capacidad para 56000 litros de agua y 25 toneladas de carbón, pero tiene unos detalles que pasan desapercibidos a aquellos que como yo desconocen el funcionamiento de estas máquinas.

Como estos conductos arenadores que cuando las vias están mojadas o heladas añaden arena para aumentar el rozamiento y la tracción de las ruedas.
O el magnífico sistema de bielas que transmiten la tracción de la máquina de vapor.

De las zapatas de freno, o de los contrapesos de las ruedas para el suave funcionamiento de la máquina.

Otra cosa que me llamó la atención es la placa identificativa de la propiedad de la máquina, del nombre de la empresa, que en 1955 recibía en Bilbao dicha maquinaria.

Nos contaba D.Pablo una anécdota del Conde de Zaragoza, que asistía al desembarco de las máquinas y que asombrado por el pequeño tamaño de estas acabó por compararlas con un chaleco, que por entonces era una prenda muy usada debajo del traje. Y con ese nombre de "chaleco" se conocía a estas máquinas de tamaño "reducido". No quiero imaginar como serían las grandes.

 Ya en la cabina uno se traslada a aquellos años, al olor y el calor del carbón, ayudado por los pitidos que aún da la máquina ayudada de un compresor auxiliar y al sonido que fielmente reproduce un sistema de altavoces con el típico "chu-cu-chú" de las máquinas de tren.
D.Pablo empieza a enseñarnos las funciones de algunos de los mandos de la cabina.

Como el nivel de agua visible en este tubo, un sistema infalible y sin necesidad de energía auxiliar.

 Con esta pequeña ventanilla es difícil ver lo que tenemos delante.

 Y esta caldera hace que todo tome vida,...más madera!!!!...






Mientras nos explica la utilización de las palancas para usar el arenador

 

O el cambio de sentido de la máquina mediante esta rueda

 Y vemos los distintos instrumentos repartidos de forma poco ergonómica. Sorprende la velocidad que alcanzaba la máquina, 90km/h.


 Y de nuevo fuera de la máquina el detalle de la suspensión... dura sin duda

Antes de comenzar el viaje, usaremos esta bomba para subir el agua al depósito...

 

Con la aguadora llenaremos el depósito de agua...

Y para que nadie se quede en tierra tocaremos la campana y recordaremos aquello de...

¡¡Viajeros al treeeeeennn!!!


domingo, 4 de septiembre de 2011

Astur connection

Hola de nuevo, tras los calores del verano volvemos con nuevas entradas. Dado que la actividad motera se limitará a pequeñas reparaciones y mantenimiento a partir de ahora...

Já, no me lo creo ni yo, pero hace tiempo que quería añadir nuevos tipos de entrada que a algunos os parecerán interesantes, pues tienen que ver con el yantar.

Como primera receta y aprovechando la conexión del Paraíso, hoy hemos hcho nuestra primera fabada asturiana. Como en los programas de cocina, empezaremos con los ingredientes, como si fuera para cuatro personas, pero que coman bien, eh!!??

-500 gr de fabes. Que sean de buena calidad que te las has de comer tú.
-Compango, o acompañamiento de las fabes compuesto por:
-Dos trozos de panceta, lacón gruesos
-Dos chorizos, de los de comer
-Dos morcillas, aquí debo hacer una apreciación sobre el mundo de la morcilla, a lo largo y ancho de nuestra geografía encontramos muchos tipos de morcilla, de cebolla, de arroz, dulce, picante, etc. Esta es la morcilla asturiana, algo más fuerte de sabor y de piel más recia que las habituales de mi tierra que solo con pasar por la sartén se quedan sin piel y se dehacen para que sea más fácil hacerse un bocadillo.... Otro dia explicaré la técnica depurada del blanco y negro, otra exquisitez.

-Una cebolla
-Dos hojitas de laurel.
-Una ramita de perejil.
-Una pizca de azafrán.


Tan importante es contar con buenos ingredientes, como con tiempo suficiente para cocinarlos, no es este un plato que se prepare en una hora, ni en dos. Debemos planearlo con tiempo suficiente como para que nos de tiempo a poner en remojo las fabes, cosa que debemos hacer con agua fria abundante y la noche anterior a cocinarlas, el tamaño aumentará considerablemente, así que sed generosos tanto en el recipiente como en el agua que añadís para que la faba se hidrate e hinche. Igualmente y para que suelte parte de la sal que contiene pondremos aparte en otro recipiente los trozos de lacón a remojo, cosa que agradeceremos en el punto de sal final.

Con la boca ya hecha agua hay que esperar toda la noche antes de seguir con el placer de la cocina.

Al día siguiente con tiempo y temprano por la mañana comenzaremos la elaboración, con todo añadido en frio. La olla donde se cocine debe ser medianamente ancha, pero grande, porque esto ocupa bastante, de hecho he tenido que hacer un par de pruebas hasta dar con el puchero adecuado.




Añadimos todos los ingredientes desechando el agua del desalado y el remojo y cubrimos el conjunto con agua fría, conviene no pasarse añadiendo agua o quedará un caldo muy "sosín", durante la cocción podemos añadir agua fría si vemos que se va a quedar sin caldo.

El ritmo de cocinado es lento, hay que dejar que todos los jugos  del compango den sabor a las fabes. mientras estas se mantienen enteras y finalmente quedan como la mantequilla, suaves y ricas.

Y el tiempo variable, hay que ir probando, este sacrificio que lo haga el cocinero, hasta que notemos las fabes blanditas y a nuestro gusto. Si hay que remover el guiso, nunca con cuchara para no dañarlas, solo moviendo la olla.
Tras una hora de cocción lenta...
Tras dos...


Finalmente separar el compango y cortarlo a cachitos hará más fácil servir el plato, sobretodo si hay niños, que hoy han dado buena cuenta de las fabes, del compango y si nos descuidamos hasta de...

El néctar embotellado en verde que abunda por aquellas tierras del norte.

Así que un plato para disfrutar, dejando algo para mañana, jejejeje.


Y la sidrina bien escanciada eh!?, nada de vertida en el vaso, que se bata bien.

Aquí os dejo mientras me relamo y os deseo felices platos, aunque a veces sea lejos de tus amigos y familia con los que duele no poder compartir estos manjares.

Hasta la próxima!!